(436-338 a.J.C.) Orador ateniense, oriundo del demo ático de Erquia, donde su padre poseía un taller para fabricar flautas. Gracias a la buena situación económica de su familia, Isócrates pudo disfrutar de una excelente educación. Durante su estancia en Tesalia, Isócrates tuvo por maestro a Gorgias, cuya doctrina logró cautivarle.
Cuando la fortuna de su padre comenzó a flaquear a causa de los sucesivos conflictos bélicos, Isócrates tuvo que ganarse la vida como logógrafo, es decir, escribiendo discursos judiciales para otros, algo que él negó mucho más tarde (en este aspecto existe una fuerte polémica entre las diferentes fuentes que informan sobre la vida de este maestro de retórica).
Pero escribir discursos judiciales para otros no era el mejor medio para ganar renombre como orador, algo que quedaba para los grandes discursos políticos. Sin embargo, a Isócrates le faltaba para ello voz y atrevimiento; por eso, su vocación y su excelente conocimiento de la retórica le llevaron a desarrollar un nuevo concepto de este arte, pues llegó al convencimiento de que por medio del texto escrito, destinado a la lectura o a la recitación, era posible influir sobre las opiniones del público.
Por ello, creó su propia escuela en la que impuso un sistema de educación global a sus alumnos por medio del cual podían convertirse en hombres de éxito al dominar todos los resortes necesarios para obtener el triunfo dentro de su propia casa y en el Estado. En su escuela, el estudio y dominio de la retórica tenían así un papel destacado (con ello, no hacía más que seguir las bases educativas de los sofistas).